Se nos hizo costumbre. Cada domingo a la noche después de la cena, nos reunimos con mi
familia en
la
sala de estar. Enciendo un habano, me sirvo un escocés y me dejo caer en el sofá. Mis
hijos
se
encargan de que el ordenador —que está conectado al equipo de audio— deje sonando
VENTILADOR
durante horas. Hasta Jack, el perro, se acurruca a mis pies y se duerme por primera vez
en
toda
la
semana, apaciguado por el sonido agradable del ambiente.
Luis
42 años. Pergamino.
VENTILADOR es mi fuente de energía. No estoy exagerando. Todos los días me levanto a las
cinco de
la madrugada, voy al baño, me siento a hacer pis y caca, me lavo la cara, me seco, voy al
comedor, enciendo la laptop, conecto mis auriculares y dejo sonando VENTILADOR durante dos
horas. Ninguna otra forma de empezar la jornada me dio mejores resultados.
Florencia
59 años. Base Marambio.
Mi esposa me dejó por mi mejor amigo. Mi perro Sultán decidió mudarse a lo de mi vecino.
Mi
jefe
me echó del trabajo por descuidar mis tareas. Luego descubrí que mi jefe, mi vecino, mi
mejor
amigo y mi perro eran la misma persona. Googleando inspiración para mi venganza,
encontré
algo
mejor: paz. VENTILADOR me trajo paz y me trajo perdón, dos cosas que no sabía que
existían.
Mi vida siguió, y se desarrolló de una manera fascinante y del todo inesperada. Pero ya
los
estoy aburriendo, ¿no?
Ryunosuke
23 años. Villa Elisa.
Hace setenta y cuatro años que no pronuncio una palabra. Hoy rompo el silencio para decir
esto:
VENTILADOR. Nada más.
Pǔxián
100 años. Tíbet.
VENTILADOR es el único sitio web que no empeoró mi vida.
Lisa
36 años. Honolulu.